Por Alma Sosa García e Itzel Altamirano
En la madrugada del 19 de noviembre de 1984, los habitantes de San Juan Ixhuatepec, ubicada al norte de la ciudad de México, se despertaron abruptamente tras una serie de explosiones de los tanques de PEMEX que contenían grandes cantidades de gas licuado. De acuerdo a la reportera Lourdes Galaz, del diario La Jornada, cuyo primer número había visto la luz apenas dos meses antes, la onda expansiva de la explosión arrasó con todo lo que había en 50 kilómetros a la redonda. La tragedia que devastó San Juanico cobró la vida de más de 600 personas. Las imágenes de seres humanos y animales calcinados, de viviendas destrozadas y de la angustia de los sobrevivientes impactaron a la opinión pública. Entre los reporteros que cubrieron esa noticia, se encontraba un joven fotógrafo llamado Fabrizio Léon, quien lograra captar una de las fotografías más memorables. En ella se observan una serie de ataudes formados en fila, que iban a ser sepultados por toneladas de tierra, tras haber recibido el responso por parte del sacerdote Miguel Valencia. De esa manera Fabrizio iniciaba su carrera en el periodismo gráfico.
Después de haber culminado sus estudios en artes visuales en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) Fabrizio Léon, editor de fotografía del diario La Jornada, se interesó por ejercer la profesión de su padre; fue así como se acercó a las faenas y al trajín del periodismo. A los 21 años, llegó a La Jornada para trabajar como reportero gráfico, prácticamente le tocó en suerte ser fundador de este periódico que es el representante de la prensa crítica y liberal en México.
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